La Bota 97 de Vino Blanco «Florpower» MMXVIII

Vino blanco, añada 2018 (MMXVIII)
12% alc. – 750ml
Sanlúcar de Barrameda
1.300 botellas

f l o r p o w e r
MMXVIII: cosecha 2018
100% palomino fino
Viñas viejas: Pago Miraflores La Baja, Sanlúcar
20 meses bajo velo de flor
9 meses en botas
11 meses en depósito

En EQUIPO NAVAZOS estamos muy interesados en el potencial de excelencia de la crianza bajo velo de flor a graduación natural, sin fortificar. De ello surgió en 2008 el vino Navazos-Niepoort, que desde entonces ha ido saliendo al mercado en casi todas las añadas, así como diversas experiencias de crianza tanto en bota como en depósito con vinos de palomino fino y pedro ximénez procedentes de diferentes pagos del Marco y de Montilla-Moriles, e incluso de otras regiones vitivinícolas en el noroeste y en el nordeste de España.

En esta línea, en 2020 embotellamos la sexta añada de Florpower (MMXVIII, o sea 2018), con el nº 97 de la serie LA BOTA. La Bota de Florpower 97 MMXVIII, un vino blanco sin fortificar, coincide esencialmente en su origen y proceso de elaboración con las añadas 2010 y 2012, que fueron las ediciones 44, 53 y 57 de la serie, y sobre todo con la añada 2014, es decir La Bota de Florpower MMXIV 67 “Más acá”, que inauguró un estilo seguido también por la añada 2015 (edición 77) y 2016 (edición 84). Con estos últimos vinos llegamos a lo que creemos es el punto de equilibrio y frescor para una perfecta expresión de la viña a través del proceso de crianza biológica, que es un poco más corto que en las añadas precedentes. Tan sólo un año de crianza suave bajo flor en depósito de acero tras el común período inicial de intensa crianza biológica en las tradicionales botas jerezanas de 600 litros.

Procedente en un 100% de uva palomino fino de viñedos sanluqueños con cepas de entre 55 y 85 años ubicados en el Pago Miraflores La Baja, de nuevo en esta añada 2018 el vino fermentó al estilo antiguo, en las mismas botas en las que luego ha criado bajo velo. Tras la fermentación estuvo criando bajo levaduras de flor durante nueve meses. En julio de 2019 se sacó el vino de las botas y pasó a un depósito de acero inoxidable donde, siempre bajo la influencia, ya mucho más sutil, de las levaduras de flor, permaneció hasta que se embotelló en junio de 2020.

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